“LA HUMILDAD EN LAS RELACIONES PÚBLICAS”

Por: Carolina Bíler Franco

Nos hemos preguntado ¿Qué es la humildad? Quizás es un término que todos conocemos pero se nos complica al momento de responder.
La humildad es el hecho de “saber reconocer con valentía nuestros triunfos y derrotas, los momentos de alegría y de tristeza; es aceptar que somos humanos y que tenemos derecho a equivocarnos, que los éxitos que obtenemos no nos permiten menospreciar a los demás” así lo manifiesta el Psicólogo Clínico Oswaldo Carrillo Montero, en su "Ensayo de valores humanos, ética y autosuperación".

Sin embargo humildad no es sinónimo de desvalorización, ser humilde no significa ser sumiso, es tener equilibrio emocional para afrontar al débil y al fuerte, es demostrar madurez. A partir de este criterio es importante analizar el perfil ideal que debería tener un Relacionista Público, por que en el accionar de cada día la humildad y el sentido se pierden en el rol que se desempeña.

A diario nos toca ver a todo tipo de profesionales, vemos a los sinceros y honestos, a los apasionados y a los luchadores, y hasta aquellos que están ahí sin saber muy bien por que y para que, y desde ese lugar que quizás ni ellos eligieron se olvidan de uno de los valores más importantes en las profesiones: la humildad.

Por lo tanto un Relacionista Público debe resaltar la sencillez en las relaciones con los distintos públicos, deberá asumir a la humildad como un valor para llegar a la razón o a los sentimientos del individuo con el que está tratando y con el que se está comunicando.

Deberá actuar de la manera más natural ante las distintas situaciones que se le presenten en la institución para la que trabaja, debe tener el alma transparente, estar dispuestos siempre a guiar a los demás si esperar ser recompensado.

Entiendo que no hay comunicación posible sin comprender al otro primero, para ello antes es preciso descubrir las necesidades latentes para poder responder y cooperar desde ese lugar de conocimiento.